“Tenemos que poder olvidar que hay paredes y
no hemos encontrado una mejor manera de lograrlo que con cuadros”. 1
- Georges Perec
Se podría argumentar que el diálogo íntimo entre el arte y las paredes se remonta a los orígenes de la pintura, cuando los cazadores-recolectores se tomaron el tiempo para representar caballos, osos, panteras, bisontes y rinocerontes en los muros de las cuevas. Por ejemplo, en el sur de Francia en la cueva de Chauvet-Pont-d'Arc, alrededor de 30,000 a.C., intentaron capturar una fracción de la energía que movía a esas criaturas; y esos dibujos aún nos cautivan por su sensibilidad y dinamismo. Desprovistos de un marco y libres de las leyes de la perspectiva, las figuras parecen existir más allá del espacio, como si surgieran directamente de la superficie rugosa y desigual de la roca. Uno intuye que la pintura era más un ritual que una representación, una forma de afirmar lo que existe o un impulso por poseer la dimensión física que habitamos.
La noción de un cuadro como ventana metafórica, como portal hacia otras concepciones perceptuales o intelectuales, se le atribuye a Leon Battista Alberti y su tratado de 1435, De pictura. 3 Su texto tuvo gran influencia en los pintores renacentistas, incluido Leonardo da Vinci, quien declaró que “la principal maravilla que aparece en la pintura es que parece existir separada de la pared, o de cualquier otro plano”. Leonardo le aplaudía al pintor su conocimiento de la luz y la sombra, que le permitía recrear aquello que la naturaleza hace con los objetos (y esculturas) en la vida real. 4 Durante este período, el paragone entre la escultura y la pintura se intensificó y cada una luchaba por demostrar su superioridad. 5 La pintura demostró que podía capturar relaciones espaciales y formas escultóricas, desafiando las limitaciones bidimensionales con dispositivos trompe-l'œil, como la proyección de sombras en el espacio del espectador y la representación de objetos cotidianos con un nivel de detalle y precisión que sólo sería superado siglos después por la fotografía.
A principios del siglo XX, las pinturas que se alejaban del realismo estaban en pleno apogeo, y movimientos como el cubismo tenían como objetivo presentar múltiples planos y puntos de vista a la vez, sugiriendo una forma tridimensional dentro del espacio bidimensional. En lugar de buscar retratar la profundidad o adherirse a las reglas de la perspectiva lineal, que se habían establecido como las normas, artistas como Picasso, Braque y otros presentaron la posibilidad de contemplar una figura a través de unir cada plano en la mente. El lienzo plano fue evidenciado y subvertido en estas exploraciones, en ensamblajes y otros experimentos que desafiaron los puntos de vista tradicionales de la pintura y la escultura.
Imaginar cómo son esos otros lienzos se convierte en parte de la experiencia de la pieza. Shaw nos ofrece una vista desde un tipo de ventana muy particular, una que honra la búsqueda por capturar la realidad a través de la pintura y que, al mismo tiempo, reconoce que el intento es en vano. Si, como sospechaba Georges Perec, colgamos cuadros para olvidar las paredes, ¿es porque buscamos escapar de nuestro entorno, o porque en ellos encontramos algo más cercano a un espejo? Un reflejo de nuestra subjetividad y nuestra vida interior, o tal vez sólo una mirada honesta al arte considerado como un compañero, como la comunión mutua del individuo y el mundo que se desenvuelve constantemente en nuevas dimensiones.
Texto de María Emilia Fernández, asistente curatorial, Museo Jumex.
1 Georges Perec, Species of Spaces and Other Pieces. (Londres: Penguin, 1997), 39. Traducción del inglés de José Enrique Fernández.
2 Según el autor romano Plinio el Viejo, fue Studius “quien primero instauró la técnica más exquisita, de pintar paredes con representaciones de villas, pórticos y jardines paisajísticos, bosques, arboledas, colinas, piscinas, canales, ríos y costas”. https://www.metmuseum.org/toah/hd/ropt/hd_ropt.htm
3 “[Primero] inscribo un rectángulo de ángulos rectos tan grande como lo desee, el cual se considera que es una ventana abierta a través de la cual veo lo que quiero pintar”, Leon Battista Alberti, De pictura, 1435.
4 Leonardo da Vinci, traducción al inglés de Claire J. Farago, Leonardo da Vinci’s Paragone: A Critical Interpretation with a New Edition of the Text in Codex Urbinas, Brill Studies in Intellectual History (Leiden: E. J. Brill, 1992), 281-283. Traducción al español de la autora.
5 En el contexto de la historia del arte y el Renacimiento italiano, la palabra paragone se refiere al debate que argumenta los méritos de la pintura versus la escultura.